Serie de TV: Padre Darío Betancourt, Bs As, Argentina

“Jesús Señor, Hoy y Siempre”

 Padre Darío Betancourt

Portada P. Dario Betancourt

 Ver Programa: Los Carismas del Espíritu Santo

Ver Programa: El Ministerio de la Sanación

Ver Programa: La Reconciliación Como Fuente de Sanación

Ver Programa: La Eucaristía Como Fuente de Sanación

Ver Programa: La Sanación de La Familia

Ver Programa: La Nueva Era

Ver Programa: La Oración

Ver Programa: La Virgen María

Semilla para los programas con el P. Darío Betancourt: “Jesús Señor Hoy y Siempre”

NY,  marzo de 1996

Antes de partir de NY, llamé al p. Darío Betancourt para presentarle el caso de una joven ítalo-norteamericana que necesitaba consejos.  Cuando me contestó el teléfono me dijo: “Acepto hacer los programas”.  Había olvidado completamente que en Diciembre lo había visto por TV en una entrevista en el programa  “Conversando con Mirtha Legrand”.  Me apenó que conversaciones escuetas no le permitiesen explayarse en la profundidad de su ministerio de sanación.  Le había escrito por las fiestas de Navidad y le había propuesto hacer una serie de programas para la televisión.  Cuando me contestó de esa manera, lo recordé inmediatamente y en minutos le propuse producir los programas en su siguiente visita a la Argentina.  Quedamos  que le mandaría una lista de temas para que él los aprobase y diera sugerencias. Acordamos trabajar juntos en el mes de mayo en Buenos Aires.

Al Padre Darío lo habíamos entrevistado en San Salvador, El Salvador para el documental sobre la eucaristía, (El Regalo del Padre, Jesús en La Eucaristía).

Producción de los programas: “Jesús Señor, hoy y siempre”

P Betancourt_lista de serie

A fines de abril partí de Córdoba para Buenos Aires para la pre-producción de los programas con el p. Darío Betancourt.  Llegué, como una provinciana (que lo era en el contexto argentino…)  con un nombre y dirección en la mano.  El de un monseñor.  Lo fui a buscar y me dio los datos de un estudio de producción que quedaba muy cerca de donde él vivía, en la Avda. Córdoba, como para que no haya dudas…  El dueño me cayó simpático, fijamos el precio de alquiler por el estudio, y eché a andar el trabajo.

Días intensos buscando camarógrafos para las historias de apoyo, contactando y conociendo a las personas invitadas para los temas a discutir con el p. Darío como también los testimonios.  Trabajaba sin cesar desde muy temprano hasta casi media noche.  Dos semanas sin parar, quedándome en un departamento en Palermo que alquilé a una amiga.

¿Yo conductora del programa? “NO WAY!” como dicen los americanos. Pensaba contratar a una. Encontré a una mujer joven, católica, modelo y actriz.  ¡El pequeño problema era que tenía que formarla en la temática y pagarle el 50% del presupuesto!  El director del estudio me interpeló directamente: “¿Por qué no lo hacés vos?”  Me quedé de una pieza pero entendí inmediatamente que no tenía alternativa.  Me fue fácil moderar el programa como dirigirlo. Aunque viendo luego los programas, no me hubiese caído mal tener un director en estudio…

09Para las grabaciones en estudio,  vino Marta Palacio desde Córdoba quien fue de un apoyo invalorable tanto para revisar los temas como para preparar a los entrevistados.

Ya que el p. Darío era todo un personaje mediático en Argentina, por sus calidad humana, la fuerza de su predicación y su don de sanación, el Vicepresidente de la nación Carlos Ruckauf (gobierno de Carlos Menen) lo invitó a la Casa Rosada.  Por supuesto que yo fui con él, ¡después de todo, era su productora! Justo ese día, actuaba de Presidente por un viaje de Menen al exterior.  Fuimos recibidos en el salón de los Húsares.  Fue una experiencia de la hipocresía política…

Unos días después de finalizar la grabación de 14 programas, el p. Darío Betancourt fue invitado nuevamente al programa de Mirtha Legrand.  Ahí él mencionó sobre los programas que había hecho.  Fue una gran publicidad.  Sin embargo no llegué a colocar la serie en la televisión porteña,  a pesar de promesas hechas por diferentes personajes del mundo de la televisión.

En Agosto viajé a la Argentina por una semana, desde Panamá, llevada más por la oración que por la razón.  El día que llegué, cenando en la casa de mi amiga Marta Palacio, escuchamos en el noticiero que habían asesinado a uno de los sacerdotes que habíamos entrevistado.  Presentado inicialmente como el “cura de los pobres”, luego la prensa desvirtuó su trabajo entre jóvenes drogadictos.  Estuvimos a punto de cancelar la trasmisión de los programas ya que Padre Darío Betancourt había sido presentado, con desconocimiento de la realidad, como el jefe de la “iglesia carismática”.  Este sacerdote asesinado pertenecía a la Renovación Carismática.  Decidí proseguir con la trasmisión de los programas.  Mi hermana Patrizia había hecho la labor tediosa de conseguir auspiciadores para pagar la media hora de televisión en un canal local. Todo estaba contratado.  No iba a dejar que un hecho así, aunque trágico,  cancelase unos programas producidos con mucho amor de parte de tanta gente que colaboró sin ningún interés personal.  Había sido un trabajo comunitario.  Hasta una familia, de siete hijos,  había sacrificado los sofás de su sala durante una semana para amoblar el estudio.  ¡Continuábamos aunque nos llegasen piedras!

Transmitimos la serie “Jesús Señor, hoy y siempre” en Córdoba a partir del primer domingo de septiembre a las 11:00 am.  Se escuchaba decir de gente que había cambiado su horario de misas para poder seguirlos.  Hubo retrasmisiones en provincias aledañas.

Colocamos  un número de teléfono al final de cada programa para que la gente se comunicase y nuestra dirección de casa para los que quisiesen escribir al P. Darío.  Yo estuve en Córdoba sólo para algunas trasmisiones. En ese escaso tiempo pude experimentar la gracia recibida en la gente por las llamadas telefónicas, faxes y cartas recibidas.  Hubo mucha oración para este trabajo y los frutos se vieron.

Esta serie se pasó luego por el Canal satelital mejicano: ClaraVisión (hoy llamado MaríaVisión) que se trasmitía en diferentes países del continente. Además se pasaron en canales locales en Colombia, Costa Rica, Panamá, Bolivia, Perú y finalmente en Buenos Aires.

La comunidad Canción Nueva me había invitado a ir Sao Paolo para una propuesta de trabajo.  La comunidad Canción quería difundir en los países hispano-parlantes,  los libros de su fundador, el p. Jonas Abib  (www.cancionnueva.com.es).  Prometí ir apenas terminase la producción en Buenos Aires.

En Rio de Janeiro,   camino al aeropuerto en bus,  dos jóvenes haciéndose pasar por turistas, me robaron la cartera con mis documentos, tarjetas de crédito, dinero (iba a contratar una empresa de doblaje para el video El Regalo del Padre) y lo más grave, mi libreta de direcciones.  Cuando los ladrones se bajaron del bus, y me di cuenta de la ausencia de mi cartera, hice parar el bus, bajé corriendo a perseguir los ladrones.  Una mujer que hacía footing por el malecón de esa espléndida playa, me tomó de la mano y me dijo: “Pare, no los atrapará, tienen su guarida muy cerca de acá”.  ¡Eran conocidos en el barrio!

Me quedé sola en esa vereda por más de una hora,  esperando a la policía que había sido avisada inmediatamente.  ¡Sin identidad y sin dinero!  Confieso que yendo a la comisaría a declarar, totalmente desconcertada, me decía: “no más el trabajo para la evangelización, no más dar vueltas por el mundo”.  Gracias a los 10 reales que la gente del bus recolectó para mí, pude tomar el taxi de regreso a la casa de una amiga.  En el ascensor, un vecino me dijo: “agradezca que no le cortaron un dedo”.  Al final de cuentas, tenía razón…

No fue fácil reingresar a la Argentina…no fue fácil contactar a la gente a quién les había prometido los videos con sus intervenciones… A las dos semanas viajaba a Italia con un salvoconducto italiano… En este episodio vi la acción del malo que me quería sacar la paz y el gozo por el trabajo realizado. ¡Y no fue la única tentación!

Años más tarde, tuve la alegría de ver que los programas se trasmitieran repetidamente tanto por el canal satelital desde Méjico, Claravisión,  como por un canal católico en Lima.  ¡La gracia de Dios seguía actuando en tantos tele-espectadores!